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La Gestalt es igual de eficaz para dar nuevos impulsos a tu vida como enfoque de la psicología clínica.
El terapeuta Gestalt ha cursado una formación especializada de cuatro años. El encuentro entre terapeuta y cliente en la Gestalt toma lugar entre dos personas y suele ser una relación cercana.
El trabajo gestáltico se centra en el presente, en el «aquí y ahora”.
Crear escenarios del futuroes una de las mayores fuentes de anisedad. Al centrarnos en el presente esta ansiedad se desvanece.
Consideramos asuntos del pasadoen el momento en el que cobran una relevancia directa para el momento presente, por ejemplo en forma de recuerdos espontáneos.
Nos basamos en la premisa que toda persona actúa en cada momento de la mejor forma que sabe, aunque los resultados obtenidos muchas veces no sean ni los satisfactorios ni los deseados.
Nos distanciamos de culpabilizaciones, tanto de otras personas como de nosotros mismos.
Gestalt significa asumir nuestra parte de responsabilidad de lo que está pasando en nuestra vida. Cuando vemos nuestra parte de implicación en los sucesos, dejamos de ser víctimas. La nueva postura nos capacita a actuar y iniciar cambios.
Gestalt significa tomar las riendas de nuestra vida.
Las únicas personas con las que podemos trabajar en el proceso terapéutico somos nosotros mismos. No podemos cambiar a otras personas.
Si cambiamos nosotros, nuestro entorno tampoco puede ser igual con nosotros. Por ello, y en vez de enfocarnos en lo que hacen otros, nos enfocamos en nuestro propio proceso.
Si miras la imagen emblemática de la Gestalt de la copa y las dos caras, te darás cuenta que solo podemos enfocar una imagen a la vez. Una imagen sale en primer plano y la otra se va al fondo.
En nuestra vida suele pasar lo mismo. Un tema, un pensamiento, una emoción o una sensación corporal suele estar en primer plano, empujándonos a ocuparnos del mismo/ de las misma.
Por ejemplo podemos notar tener sed y la sensación no desaparecerá hasta que bebamos.
Podemos notar un malestar por un conflicto con otra persona y no desaparece hasta que hayamos hablado con la persona en cuestión o solucionado el conflicto.
En la Gestalt, sabemos que un tema se vuelve a presentar repetidamente hasta encontrar una solución satisfactoria. Conocemos el círculo vicioso de situaciones repetidas. Podemos cambiar el trabajo o nuestra pareja y volver a encontrarnos con el mismo tipo de persona en otro contexto. También podemos repetir una situación que nos deja con la misma sensación repetidas veces. Al reconocer el patrón o nuestro tema en el que se basan las situaciones, podemos solucionar un conflicto interno, disolver una creencia disfuncional, romper patrones y llegar a concluir la situación sin que vuelva.
El proceso terapéutico busca el cambio. Para ello cada persona tiene sus propias soluciones y caminos.
El Terapeuta Gestalt apoya y fomenta el proceso individual de encontrar las soluciones propias de cada persona.
La Terapia Gestalt es una terapia integradora en la cual el proceso de aprendizaje no solo pasa por el nivel cognitivo y el entendimiento.
En Gestalt el cambio se integra directamente a través de la experiencia.
La diferencia frente a terapias cognitivas y de la conducta es que la Gestalt considera el cuerpo, la emoción y sus correspondientes formas de expresión y las integra en la terapia.
La Gestalt tiene como meta entender cómo funcionamos, cómo reaccionamos, cómo actuamos, cómo pensamos y cómo interpretamos lo que nos pasa en la vida.
La pregunta “cómo” sustituye a la compleja pregunta causal ¿porqué?
Tan solo si entendemos cómofunciona algo, podemos cambiar algo de forma consciente.
El proceso Gestáltico suele ser un proceso dinámico, activo y muchas veces divertido.
Podemos llamar al proceso gestáltico el camino hacía nuestra autenticidad y el camino de vivir quienes somos.
Trabajamos la terapia gestalt en el formato de sesiones individuales y en grupos terapéuticos