Depression

La depresión requiere ayuda profesional.

La depresión es diferente de un cansancio normal o un desánimo o la tristeza. Estos son sentimientos «normales» que surgen en respuesta a ciertas situaciones.

La pena y el dolor de perder a un ser querido necesita su tiempo. Un tiempo de activación debe ser seguido del descanso debido.

Un bajón de ánimo ha experimentado todo el mundo. Normalmente es un estado pasajero. El desánimo cede a medida que la situación se va superando. Una depresión no suele remitir por si sola.

La diferencia entre una reacción normal a una situación y una depresión es la intensidad y la duración de los síntomas.

La depresión puede tener una causa específica como la experiencia de una pérdida: la pérdida de un ser querido, la pérdida de un trabajo, la pérdida de un entorno apreciado como después de una mudanza, etc.

Sin embargo, la depresión también puede mostrarse en ausencia de desencadenantes aparentes.

Síntomas de la depresión

La depresión desencadena una sensación de vacío, desesperanza y falta de energía. La impresión de no ser capaz de cumplir las demandas de la vida diaria puede crear ansiedad. Se cree estar entumecido y no sentir nada. Todo lo que antes hacía ilusión parece carecer de sentido. Incluso las rutinas diarias son percibidas como obstáculo a menudo insuperable. Hay una falta de determinación. A la hora de tener que tomar una decisión uno permanece en la duda y en horas de dar vueltas a los asuntos

En la depresión la autoestima disminuye y frecuentemente viene acompañada de una sensación de culpa y la idea de lo que pasa a uno fuera un castigo.

Pueden aparecer hasta pensamientos de muerte y suicidio.

 

Estos sentimientos afectan cada vez más funciones centrales de la vida.

La depresión puede provocar insomnio o un exceso de sueño, la pérdida del apetito o un aumento de peso, la pérdida de la libido (disminución del deseo sexual), la concentración disminuye, se experimenta una inquietud física o una letargia.

 

También puede aparecer un malestar gástrico, dolores de cabeza, dolor de espalda, mareos o sensación de opresión en el pecho sin explicación médica.

 

A menudo se experimenta oscilaciones del estado de ánimo en el trascurso del día. Un fenómeno es la «depresión matutina». Cuesta levantarse, uno desea evitar el sol de la mañana, la higiene corporal y la rutina diaria de alimentación.

Cuando la depresión avanza observamos una retirada social y un aislamiento de la persona que puede llegar hasta la pérdida del puesto de trabajo.

 

Existen cada vez más estudios que indican que la depresión puede ser una consecuencia de un estilo de vida. Vemos que las depresiones efectivamente remiten si trabajamos los siguientes factores decisivos:

 

 

Movimiento ayuda de eliminar los efectos dañinos del estrés del cuerpo. El movimiento al aire libre fomenta nuestro bienestar, fortalece nuestro sistema inmunológico, mejora la calidad del sueño y produce endorfinas (hormonas de “felicidad”).

Hablamos menos de esfuerzos físicos y entrenamientos que de un movimiento natural al aire libre como un paseo o ir en bici. Investigaciones confirman que se produce una mejora significativa de nuestra condición mental y emocional si caminamos media hora al aire libre tres veces a la semana.

 

Nuestro estado de ánimo es reactivo a la luz. Un estado de ánimo deprimido puede estar producido por la falta de luz natural o por la falta prolongada de intensidad de luz. Correspondientemente nuestra psique puede estar estimulada a través de una exposición al sol o determinadas frecuencias de luz. En la depresión existe una tendencia de evitación de la luz y de retirarse a la oscuridad.

 

Rutinas tienen un efecto estabilizador para nuestra psique. Entre ello cuentan rutinas en la higiene corporal y en la alimentación. También un horario para el sueño, suficiente movimiento al aire libre y un contacto regular con otras personas son rutinas importantes. En la depresión suele ser muy difícil mantener las rutinas diarias.

Una alimentación equilibrada, rico en minerales, vitaminas, frutas y verduras frescas contribuye determinadamente a nuestro bienestar no solo físico sino también psíquico. La ingesta regular de alimentos pesados y grasos, alimentos ricos en suplementos y aditivos, comida prefabricada e industrial y el consumo de alcohol y otras toxinas cargan el sistema. En la depresión se puede observar justo el consumo aumentado de estas sustancias.

Nuestro sueño es la función que primero se ve afectado en caso de algún desorden. Especialmente el ritmo de vida acelerado, exigencias aumentadas y fases de estrés prolongadas nos privan del descanso necesario. Satisfacer una higiene del sueño puede aumentar la calidad del sueño y cobrar importancia. Entre ello cuentan:

  • Un dormitorio limpio y bien ventilado que tan solo cumple la función de dormir.
  • Prescindir del uso de aparatos electrónicos dentro del dormitorio.
  • Una rutina y un horario del descanso y de dormir.
  • Prescindir de actividades que implican el uso de pantallas dos horas antes de acostarse.
  • Dos horas antes de dormir ingerir los últimos alimentos ligeros y que fomentan el sueño.

 

Para más información sobre medidas que fomentan el sueño y la implementación de un programa para dormir no duden en contactarnos.

En la depresión los horarios del descanso se vuelven irregulares. Uno permanece muchas horas en la cama sin dormir. Las horas de descanso se aplazan al horario diurno que a la vez produce insomnio por la noche. La implementación de una higiene de sueño es imprescindible.

El ser humano es un ser social. Necesitamos el contacto directo con otras personas. Éste no puede ser sustituido por el contacto virtual de portales digitales.

Reaccionamos al estímulo de caras y requerimos de la retroalimentación de otros.

La falta de una red social y el aislamiento social tal como la marginación como pasa en el mobbing y el bulling pueden ser desencadenantes de una depresión o pueden sostener la depresión.

Los propios pensamientos pueden desencadenar una depresión. La cadena de pensamientos con contenido negativo que se pone en marcha de forma automática y muchas veces sin que lo percibamos se llama rumiación. La rumiáción es la recreación del peor escenario de una situación recreado en diferentes variantes y de diferentes formas. El contenido siempre es negativo y lejos de encontrar una solución. La rumiación y los contenidos correspondientes son extremadamente perjudiciales.

En la depresión la rumiación es muy extendida y se manifiesta en horas de ensimismamiento y en un estado de estar perdido en pensamientos sin que sepamos realmente qué estamos pensando.

Se puede parar la rumiación al hacer los pensamientos conscientes y con otras técnicas psicológicas que puede facilitar el psicólogo. La práctica de Mindfulness o la “atención plena” ayuda a frenar la rumiación, fomenta la salida de la depresión y previene sus recaídas.

El comportamiento puede causar depresión

Si nos mantenemos a través de períodos prolongados en una o más situaciones que contradicen nuestras necesidades, podemos más allá de un estado de infelicidad, caer en una tristeza profunda.

Se puede decir que el aguantar prologado de una situación desagradable puede causar problemas psicológicos. Esto pueden ser condiciones de un puesto de trabajo, una situación personal u otras con constelaciones de situaciones en las cuales nos vemos involucrados.

El trabajo consiste en (re)establecer la capacidad de actuar y cambiar la situación.

También se puede tomar decisiones en contra de su convicción y encontrarse en situaciones difíciles de sostener. Esto puede pasar por una presión social o para satisfacer las expectativas de los demás. En todo se está siendo “infiel” a si mismo. La consecuencia pueden ser problemas psíquicos como depresión, miedos o una autoestima disminuida.

El trabajo psicológico ayuda para tomar consciencia de la situación y en caso tomar nuevas decisiones. Es imprescindible que nuevas decisiones nacen de la persona en cuanto esté preparada y el terapeuta se abstenga de opinar y de dar consejos!!

Muchas personas temen de buscar ayuda profesional o esperan demasiado tiempo. Un malestar psíquico debe estar tratado con la ayuda de un profesional. Especialmente en la depresión es importante buscar ayuda lo cuanto antes.

Depresión bipolar

La forma bipolar de la depresión también se llama maniaco – depresivo. Se caracteriza por un cambio de más o menos rápido entre la forma monopolar (vea arriba) de la depresión y la fase maníaca que se presenta en un estado casi opuesto:

 

  • Un estado de ánimo eufórico, una a la situación inapropiada alegría, un exceso de energía o, por otro lado una irritabilidad pronunciada y agresividad.
  • Personas afectadas tienen mucha necesidad de hablar y expresarse de forma acelerada y con pensamientos que saltan de un tópico a otro. Están propensos a estar distraídos y suelen sobreestimar sus límites.
  • En la fase maníaca es frecuente una pérdida de control en el manejo de las finanzas y no se considera las consecuencias de gastos desmesurados.
  • Se puede observar ideas irreales de grandeza y de ser especial y disponer de capacidades extraordinarios o de ser manejado por fuerzas ajenas.

En muchos pacientes el cambio de una fase suele pasar de forma gradual, pero también cambios bruscos y repentinos son posibles.

Los cambios suelen manifestar un problema para personas del entorno. El riesgo de suicidio y de adiciones en la patología bipolar es acentuado. La necesidad de un tratamiento profesional en este caso es imprescindible.

Consejos para la familia y personas acompañantes

Un apoyo es de gran ayuda. Una supervisión y el intento de una educación son perjudiciales. La invitación a paseos y otras actividades sencillas puede ser de ayuda.

Evite frases como „anímate“ o “esfuérzate”. Frases así aumentan la culpabilidad de la persona afectada.

Escuche de forma activa para darse cuenta cuando una ayuda profesional es indicada y también para percatar el riesgo de suicidio. No de avisos ni consejos.

Tome en serio hasta las más sutiles indicaciones de suicidio y busque ayuda profesional.

Hable de forma abierta sobre sentimientos. Siempre esté dispuesto al dialogo.

Procure el cumplimiento de las sesiones terapéuticas y la adherencia al tratamiento con un profesional.

Ayude a mantener una rutina diaria.

Con un soporte familiar y la ayuda profesional hay salida de la depresión.